Hoy se celebran los 30 años de la Gran Ola de Frío de enero de 1985, que marcó un episodio excepcional en la historia climática de Cataluña y se considera el último fenómeno de frío extremo y persistente hasta la fecha.

La Gran Ola de Frío de doce días dejó dos nevadas notables

Comenzó el 5 de enero a causa de dos masas de aire siberiano que invadieron la región desde el noreste de Europa. El frío duró doce días y dejó dos nevadas notables. Por esta razón, se conoce como la más intensa del siglo XX.

La primera nevada coincidió con la Noche de Reyes, con acumulaciones de hasta 15 cm. La segunda, más intensa, afectó a la Costa Brava y el Montseny entre el 11 y el 15 de enero, con un registro destacado de 37 cm en Calella de Palafrugell.

Las temperaturas se desplomaron en todo el país, con heladas que se extendieron hasta la línea de la costa. En la Costa Brava, el mercurio cayó hasta los -10,5 ºC en Castell d’Aro y -10 ºC en Blanes y Begur. En los Pirineos y algunas zonas de la Cataluña Central, se llegó a los -20 ºC. El récord fue en la estación de esquí de Vallter 2.000 con impactantes -23 ºC el 15 de enero.

Capas de nieve que transformaron el paisaje

La intensidad de esta Gran Ola de Frío se evaluó a través de las temperaturas a 850 hPa, situadas aproximadamente a 1.500 m de altitud. Las invasiones de aire frío siberiano llevaron las temperaturas hasta los -16 ºC y contribuyeron a la acumulación de aire frío en los valles y llanuras.

Las nevadas, persistentes durante semanas, transformaron el paisaje. En el caso de L’Estartit, las temperaturas de -7,1 ºC mantuvieron la nieve en la calle durante una semana. La ciudad de Barcelona también quedó cubierta por una capa de nieve de 1 a 7 cm.